El Reggeaton como nueva música popular

STE PALENCIA

Escuchar música es uno de los mayores placeres que existen, se le han atribuido un sinnúmero de ventajas como mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, disminuir la ansiedad, mejorar el ejercicio y la memoria, calmar el dolor y aportar comodidad, etc.

ntonces, ¿Qué sucede cuando oímos esto?

 “Lo que pidas, mami, te lo concedo / Completita hecha en Cali, zapato Roberto Cavalli / No le gusta la molly ni el pali / Y yo sé que quizás o tal vez / Suben de tres en tres / Yo tiré y conecté / Brillan mis diamantes / Y eso te gusta y te corre / Fumar hasta que tu mente se borre”. “Vamo a encantarno como perro viralata / Soy perra callejera con la popola de raza / Te come este Purina, vamos pa la perrera / Quedémono enganchao en medio de la carretera / Yo soy una perra en calor / Toy buscando un perro pa quedarno pegao / Ey, eres una perra en calor (ajá) /… Cuidao, que este perro anda sin bozal / No me puse la vacuna, esta noche estoy animal”.

Y ahora paso a describir un vídeo musical de más de 350.000 visualizaciones antes de ser retirado de YouTube: “mujeres negras con orejas de perro, caminando en posición de animal, mientras el cantante las sujeta con cadenas. Luego, aparece una cantante dominicana dentro de una casa de perros, le acercan un plato de comida de animal y agita su trasero”.

Debido a la repercusión mediática, políticas de la talla de Marta Lucía Ramínez, vicepresidenta de Colombia, intervino en el canal para expresar su desaprobación ante tal inconsciente método de conseguir fama y dinero. (En este país, donde nacen muchas de las canciones, asesinan a un promedio de tres mujeres al día).

¿Es responsable hacer este tipo de canciones? ¿Ayudan estas canciones a bajar las cifras?

No debemos buscar mucho para encontrar estas canciones, son artistas que tienen millones de seguidores y en algunos casos más de 30 premios otorgados por canciones, coreografías…

Siendo simplemente objetivas, podemos constatar que están cargadas de mensajes sexistas, maltrato a la mujer y estímulo al consumo de drogas y alcohol.

No es cuestión de moralismos, es conducta violenta hacia la mujer, degradante. La mujer siempre dispuesta a satisfacer sexualmente al hombre a cualquier precio.

Tampoco debo buscar mucho más, se trata de un videoclip, de una “gran estrella”, que nuestra juventud sigue y aprueba en redes con likes y demás elogios.

¿Prohibiciones? ¿Responsabilidad artística? ¿Libertad de expresión?

Parece ser que “tampoco es para tanto” puesto que las políticas pasadas y actuales no parecen tomar carta en el asunto.  Pues bien, la música que escucha nuestra juventud en estos años, determinará como será la evolución cultural de los próximos años,  como siempre ha sido.

Nosotras, en nuestro papel como docentes, les podemos educar en pensamiento crítico, al igual que les enseñamos a pensar de manera crítica a través de la prensa oral o escrita, de los programas de televisión y todo aquello que podamos abarcar, pero la educación no acaba allí. Después tenemos una responsabilidad como madres y padres, el control parental no es solamente activar una función en un dispositivo, es un proceso constante, una charla continua, que a veces va bien, y otras tantas fracasa, pero es necesaria si queremos ir hacia delante. 

Pocas son las personas que opinan que este tipo de canciones son apropiadas, sin embargo, ¿qué hacemos para evitarlo? 

La tercera parte del puzzle son las políticas que se llevan a cabo, ¿cómo podemos decir que actuamos contra toda violencia machista implantando políticas de igualdad mientras dejamos que suceda esto?

Cuando una de la parte no colabora, el trabajo fracasa, nosotras podemos empecinarnos arduamente en desarrollar en nuestro alumnado ese pensamiento crítico, que tan en boga está actualmente, como si no lo hubiéramos hecho ya, pero si como madres, padres, sociedad en general y políticas de igualdad concretamente no trabajamos del mismo modo, el rumbo nunca será el deseado y las consecuencias muy graves.

Hablemos de datos: 

1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujeres. Suponen 11.688.411 mujeres.

Las mujeres jóvenes la experimentan en mayor medida: el 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años y el 68,3% de las mujeres de 25 a 34 años han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas frente al 42,1% de las que tienen 65 o más años.

https://violenciagenero.igualdad.gob.es/violenciaEnCifras/macroencuesta2015/pdf/Resumen_ejecutivo_Macroencuesta_2019_DEF.pdf

¿Cuál es el límite de la libertad de expresión?

(Ana Redondo Monzón).

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