Márquetin versus realidad
Recientemente he leído en la prensa un artículo de un alto cargo de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León hablando de las grandes fortalezas del sistema educativo en esta Comunidad Autónoma y de las claves de su éxito.
Entre algunas de estas fortalezas se nombran la formación continua del profesorado, la política de refuerzos educativos y la apuesta por métodos innovadores de enseñanza y por el uso de las nuevas tecnologías como apoyo.
Como maestra de la Escuela Pública de esta Comunidad Autónoma desde hace 11 años y, después de pasar por unos cuantos centros educativos, me sorprenden inmensamente estas declaraciones, que distan mucho de parecerse a la realidad de la mayoría de nuestros colegios públicos, sobre todo de aquellos que se encuentran en el mundo rural de Castilla y León y en los cuales sufrimos día a día grandes dificultades debido, principalmente, a la falta de personal.
La formación continua del profesorado se realiza, en su mayoría, en las capitales de provincia a las cuales tenemos que desplazarnos fuera de nuestro horario lectivo y pagando de nuestro bolsillo dichos desplazamientos que, en muchos casos, superan los 200 km entre la ida y la vuelta. Esto se debe a la desaparición de los Centros de Formación (CFIE) de nuestros pueblos.
Además, últimamente es difícil encontrar cursos en los que no estén presentes las Nuevas Tecnologías que deberían ser una herramienta más y no la herramienta fundamental en la que se basen los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ahora, el profesorado tenemos que demostrar nuestra competencia digital de forma totalmente ficticia, a través de certificados, de forma continuada. Y, sin embargo, nos encontramos, en muchas ocasiones, con equipos informáticos muy obsoletos y con pocos recursos materiales y personales, para poder llevar a la práctica las competencias adquiridas.
La realidad de los refuerzos educativos es tan triste que, tal y como se dice en el artículo anteriormente citado, el alumnado recibe formación gratuita por las tardes, impartida por empresas privadas, con monitores y monitoras a quienes no se les exige que sean docentes. Si las dotaciones de personal especialista de PT y AL en los centros cubrieran las necesidades de estos, o si dispusiéramos de personal para cubrir los apoyos ordinarios en las aulas, a lo mejor no serían necesarios esos refuerzos extraescolares.
Sin embargo, nos encontramos con centros en los que los y las especialistas no disponen ni de una media jornada (10 horas a veces e incluso menos), tienen jornadas compartidas entre Institutos y Colegios, ejercen a la vez como profesorado de Compensatoria o varias de estas realidades a la vez…
También nos encontramos con centros en los que las horas de despacho de los Equipos Directivos no son cubiertas por ninguna otra persona; en los que no se sustituyen los permisos de 15 días por matrimonio, teniendo que suspender las horas bilingües; en los que cada vez que faltan 2 profesoras, tienen que cubrirlas el profesorado especialista de PT o AL (dejando de realizar sus apoyos) o el Equipo Directivo, porque no hay nadie más libre. Y así podríamos seguir y seguir explicando la verdadera realidad de los centros educativos públicos.
Respecto a la apuesta por métodos de enseñanza innovadores, encontramos muchas dificultades para poder encontrar los tiempos de planificación y de coordinación necesarios para poner en marcha, por ejemplo, proyectos interdisciplinares, de centro, de ciclo, etc. Otro de los factores que complica el llevar a cabo estas metodologías es la movilidad del profesorado. Hay muchos centros en los que todos los cursos cambia la mitad, o más, del claustro y esto dificulta enormemente el desarrollo de verdaderos proyectos o de las líneas y objetivos de centro.
Creo que todas estas situaciones que, el profesorado vivimos, no se parecen mucho a la idílica e irreal visión que se cuenta en la prensa. Desde los despachos de las Direcciones Provinciales y de la Consejería en Valladolid, parece que se siente y se vive una realidad muy alejada del día a día de nuestro trabajo. ● STEPalencia.