STECyL Valladolid
Es muy probable que cuando empezó la pandemia del Covid 19 en Castilla y León, la Consejería de Educación comenzara a tomar decisiones basadas fundamentalmente en criterios sanitarios. Así comenzó una serie de instrucciones que afectaban fundamentalmente al funcionamiento de los centros escolares y a la forma de impartir los contenidos del currículo educativo, pero se olvidaba de la parte más social de nuestro sistema educativo.
Poco antes del Real Decreto que declaraba el estado de alama en todo el país el debate se centraba en…¿cuándo van cerrar los centros escolares?, ¿qué ocurrirá con las oposiciones de secundaria?, ¿de qué forma vamos a impartir contenidos?, ¿qué ocurrirá con el personal interino? Pero desgraciadamente no hubo ninguna sola cuestión acerca de los más de mil niños que acuden al servicio de comedor escolar por falta de recursos económicos.
De lunes a viernes muchos de nuestros escolares de primaria tienen garantizado una comida caliente gracias a los comedores escolares. No es objeto de este articulo poner en cuestión las empresas que ofrecen este servicio a nuestros centros, lo cual ya lo hicimos en otra publicación anterior. El caso es que muchos de estos alumnos tienen durante al menos cinco días a la semana una ración que supuestamente cumple todos los estándares recomendados por los nutricionistas. Alumnos que en un amplio porcentaje acuden a este servicio gracias a las becas de comedor, que pueden llegar a ser subvencionadas al 100% según la renta, acogimiento familiar o residencial, familias numerosas, hijos de víctimas de violencia de género o de terrorismo, niños con discapacidad…. y cuya competencia es de la Consejería de Educación.
El viernes 13 de marzo cerca de las 14:00 horas la administración educativa informa que se suspendían las clases lectivas y todas aquellas actividades y servicios asociados al centro educativo. Horas después, los titulares de los medios escritos y digitales de ámbito regional se hacían eco de esas declaraciones, pero las preguntas seguían siendo las mismas que días anteriores. Todavía nadie en la administración educativa se preguntaba si esos alumnos de comedor escolar el lunes tendrían una comida en sus hogares.
En nuestra escuela pública existe una gran diversidad de alumnado, entre los que se encuentra aquellos que están en riesgo de exclusión social. Por lo general sus situaciones familiares, sociales, culturales y económicas no son favorables y eso repercute en los hábitos de alimentación. El sustento que ofrece el comedor escolar es de vital importancia para este colectivo de alumnos puesto que garantiza la ingesta de fruta, verduras y pescado durante la semana, alimentos que en muchos hogares nuestros alumnos no comen con la frecuencia que deberían y en algunas ocasiones, es la única ingesta saludable que hacen a lo largo de día. Estas becas de comedor son gestionadas por los propios centros públicos escolares y las empresas que ofrecen el servicio. Pero existe una realidad diferente en los alumnos que están en las mismas circunstancias, pero matriculados en la enseñanza concertada. Al menos en Valladolid las becas de los colegios concertados, son gestionadas y tramitadas por la Concejalía de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria del Ayto.
Desde aquel viernes parece que la prioridad de nuestra consejera era la de poder seguir impartiendo docencia de alguna manera que justificase el sueldo de los docentes y sin que de forma significativa alterase el curso escolar, incluso manteniendo los centros abiertos con “servicios mínimos”, con el riesgo que ha tenido. Pero los días iban pasando y no había ni una sola instrucción que pensara en los alumnos del comedor y sus más que probables carencias alimenticias durante estos días, agravadas por la situación de ERTES, desempleos… que muchos de sus progenitores han sufrido debido a esta pandemia.
Tuvieron que pasar más dos semanas para que Stecyl pudiera reunirse con nuestra consejera y pedir alguna explicación al respecto en la mesa sectorial convocada el 30 de marzo. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos informaron que habían trasladado dicha competencia a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. No hubo más explicaciones al respecto, luego…¿Qué iban hacer con todo el dinero que se dejaría de gastar en prestar este servicio?
A partir de ese momento los alumnos con más necesidades dejaban de ser alumnos y pasaban a ser usuarios de los servicios sociales de las Gerencias Territoriales de Servicios Sociales, por lo menos en Valladolid. Esto seguía sin solucionar las posibles carencias alimentarias de estos alumnos puesto que no existía ningún protocolo de actuación para este tipo de circunstancias. En otras palabras, podemos hablar de un traspaso de competencias, pero con un contenido vacío. En estos momentos es cuando toman protagonismo las Corporaciones Locales o Ayuntamientos por ser la administración más cercana al ciudadano, en particular el Ayuntamiento de Valladolid y su Concejalía de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria. Como se ha mencionado anteriormente esta administración gestiona las becas de comedor de los colegios concertados, cuyos alumnos reciben en sus domicilios un servicio de catering desde el inicio del confinamiento (16 marzo) Dicha Concejalía al hacerse eco de las circunstancias por la que estaban atravesando los alumnos becados de los colegios públicos decidió intervenir. Inicialmente solicitó los listados de los beneficiarios y posteriormente intentó acordar con la Consejería de Familia una financiación para prestar algún servicio. Los frutos de esta iniciativa local fueron el reparto que tarjetas monedero por un importe de 150 euros para canjear en una red de supermercados. Dichas tarjetas fueron enviadas a los domicilios de casi todos los niños que estaban becados al 100%. Decimos casi todos puesto que los listados facilitados no contenían toda la realidad existente. Para entonces ya estábamos a 9 de abril, es decir, casi un mes después del cierro de los centros escolares. Al menos los alumnos de este municipio han recibido alguna ayuda, pero desconocemos lo sucedido en otras localidades.
Desde el principio de esta pandemia la Consejería de Educación no ha gestionado nada relacionado con las becas de comedor dejando en manos de otras administraciones públicas y ONGs la alimentación que estos alumnos recibían en los centros educativos. La pelota ha ido pasando de unos a otros, los días también y mientras tanto el problema se agudizaba. La dejación de funciones, la falta de iniciativa y en ocasiones la ausencia de colaboración por parte de esta administración no es propia de las circunstancias que están padeciendo los alumnos más vulnerables. La Consejería de Educación se ha desentendido por completo de este problema cuando es suya la competencia de los comedores escolares públicos. Desconoce en qué situación ha quedado sus alumnos y si perciben algún tipo de servicio por los diferentes ayuntamientos de más de 20.000 habitantes o las 9 Diputaciones Provinciales que existen en Castilla y León. Al parecer nuestra consejera y su equipo está más centrada en aspectos que atañen a un modelo educativo neoliberal que a salvar las desigualdades existentes en nuestro contexto un modelo que implica una enseñanza competitiva, de calificaciones no de evaluación del proceso de aprendizaje y basado en estándares que con la situación actual se han mostrado inválidos e insuficientes.
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