¿Para cuándo el tomarnos en serio la educación musical?

Es una herramienta que alimenta y cura el alma.

STE  ZAMORA

M

ás que nada porque las sucesivas reformas educativas lo que han ido haciendo es dejar cada vez peor parada la materia, sin tener en cuenta la importancia de la misma en el  desarrollo cognitivo del alumnado.

Desde el comienzo de la pandemia, muchos hemos sido conscientes de la necesidad imperiosa de poder tener una vía de escape cuando estábamos confinados. En muchas ocasiones esa vía de escape ha sido la música, tanto con la escucha de nuestros grupos y artistas favoritos, como por la ingente cantidad de conciertos vía streaming que generosamente nos fueron ofrecidos de manera altruista por infinidad de artistas.

Esto que para muchas personas ha sido básico, creo que podría servir como punta de lanza para que veamos la importancia, a nivel cultural y sobretodo personal, de la música como efecto beneficioso en cualquier sociedad desarrollada. Sólo hay que fijarse en las culturas clásicas, a las que tantas veces recurrimos como guía de lo que debería ser una sociedad avanzada.

En la Educación Primaria las sucesivas reformas han ido mermando el tiempo de dedicación e importancia de la música hasta el momento actual. Tenemos que hacer auténticos juegos de malabarismo para que con una sesión semanal, que no hora, nuestros alumnas y alumnos puedan acceder a una materia básica en su desarrollo cognitivo, posibilitando la estimulación cerebral, la creatividad, la memoria, la mejora del estrés y un sinfín de efectos positivos en su evolución como personas. Por no hablar de la increíble oportunidad que supone la educación musical como lenguaje, posibilitando que nuestro alumnado pueda expresar sus sentimientos, ideas e inquietudes cuando a través del lenguaje hablado o escrito no pueden o no saben hacerlo. Creo que éste debería ser el objetivo prioritario de la música en la escuela, dotar a nuestro alumnado de un lenguaje que les permita expresarse  libremente en su vida diaria. Que pueda hacer de ellos personas adultas que muestren sus sentimientos a través de producciones musicales, que disfruten de la escucha de cualquier      estilo y que sean sensibles a las ideas que pretenda expresar esa obra. Que les capacite para ser críticos y responsables en aquellas producciones que tengan contenidos racistas, machistas o violentos, que tan de moda están actualmente.

Desde luego, el tratamiento actual de la educación musical es inaceptable. Cualquier otra materia tiene más carga horaria, sólo algunos centros educativos disponen de aula de música que no sea compartido por otras especialidades, el material disponible suele ser de cuando las competencias educativas correspondían al MEC, el presupuesto anual luce por su ausencia y  como consecuencia la importancia que se le da a esta materia es cada vez menor, siendo considera una de las materias en las que las “niñas y niños se lo pasan bien” o simplemente es un “María” por la que no hay que preocuparse.

Está claro que el alumnado ha de disfrutar de la música, sentirla, vivenciarla, bailarla, llorar con ella, reír o lo sea que le pueda producir en su interior, pero como sociedad hay que exigir que nuestras alumnas y alumnos puedan tener acceso a ella. Creo que ya está bien de ampliar horario en materias mal llamadas instrumentales en una Educación Primaria en la que el principio básico es la formación integral.

En esa formación integral la música debería ser una de las materias más valoradas por su relación con el resto de áreas, no hay que olvidar que es matemática(figuras musicales, tiempos, compases…), usa el lenguaje escrito y oral(con la posibilidad de producir poemas, historias, cuentos musicales…), aporta una visión cultural del mundo (a través del folclore del lugar en el que vivimos o visitamos), nos ayuda en los aprendizajes históricos (imposible no relacionar los distintos períodos musicales sin su contexto histórico).

Es una herramienta que alimenta y cura el alma.

Es el momento de avanzar como sociedad y dar la importancia que deben tener las enseñanzas artísticas. Veremos si la nueva ley educativa se convierte en la más avanzada hasta el momento o en otra oportunidad perdida.(Víctor Javier Fernández Pérez).

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