Educación física en tiempos de pandemia

STE  PALENCIA

El 1 de septiembre comenzaba un nuevo curso escolar completamente atípico que iba a suponer un cambio radical al planteamiento y funcionamiento habitual de la asignatura de Educación Física.

Las RRSS y grupos de  profesores y profesoras de Educación Física ardían ante la necesidad de buscar soluciones conjuntas a la cantidad de cambios a los que nos enfrentábamos. Cambios tan importantes como la práctica física con mascarilla, el uso obligado de espacios al aire libre, la prohibición de utiliza y compartir cualquier material deportivo, la distancia social o la imposibilidad para usar los vestuarios. 

Al problema de la pandemia se le unen las ratios todavía altas y la falta de espacios adecuados para educación física, no contamos con grandes pabellones, sino con gimnasios pequeños. En días de lluvia o mucho frío  los gimnasios que tenemos son usados por seis grupos a lo largo de la mañana. Este uso intensivo requiere una limpieza continua que no se puede garantizar en todo momento. Aunque a nivel general la ratio ha mejorado algo, todavía contamos con algunos grupos de más de 25 alumnos (incluso alguno con 31).  Muchos gimnasios no cumplen con la superficie mínima para mantener la distancia de seguridad  durante la  actividad física. La paradoja es que mientras nosotros hemos estado en esta situación incomprensible y hemos seguimos realizando educación física con las supuestas medidas de seguridad, los gimnasios y centros deportivos han estado cerrados. 

En nuestra asignatura los alumnos no tienen un pupitre fijo, ni siempre se colocan en el mismo lugar y es difícil controlar la distancia de seguridad en todo momento. Estas peculiaridades suponen muchas limitaciones a la hora de planificar las clases, seleccionar los contenidos que se pueden dar y determinar la organización más segura en las tareas para cumplir con todas las medidas de seguridad. La llegada tardía de medidores de CO2 nos ha permitido tener una idea más ajustada de las actividades que podíamos realizar, y de si estamos cumpliendo o no con las normas de ventilación.  Pero sigue siendo insuficiente ya que no disponemos de un medidor de CO2 en cada aula y gimnasio para poder dar clase con seguridad. 

Con todas estas dificultades los más sencillo hubiera sido llevar a los alumnos y alumnas al aula y que cada uno se siente en su silla a dar teoría; pero los y las docentes de educación física nos negamos a renunciar a la práctica física. Consideramos que no es una solución coherente limitar más la actividad física; y no será por falta de contenido teórico, sino más bien por las carencias de movimiento que presentan nuestro alumnado, que ya de por si sufren la incomprensible e injustificada insuficiencia horaria de esta asignatura (solo dos sesiones semanales de 50’, y ninguna en 2º de bachillerato). Las recomendaciones y los últimos estudios científicos prescriben la necesidad de realizar una sesión diaria de al menos 45’. A los escasos 50’ que tenemos de sesión hay que sumarle la pérdida de tiempo que supone, controlar las medidas de seguridad y desinfectar cualquier tipo de material o espacio que haya sido usado. En otros cursos los alumnos ayudan a colocar y recoger el material usado, este año toda esta labor la realizan exclusivamente los docentes.  

Teniendo en cuenta todos estos condicionantes, la asignatura de Educación física durante el primer trimestre y parte del segundo ha basado su programación en contenidos de tipo individual, con gran predominancia del trabajo de condición física y  de ritmo,  hemos eliminado los deportes colectivos en los que se usan e intercambian balones, y hemos solicitado a los alumnos que traigan materiales de casa de uso individual (combas, palas, pelotas para coordinación). Todo ello al aire libre a ser posible.

Algunos de esos obligados cambios nos han traído soluciones positivas. Una ha sido el mayor aprovechamiento de espacios al aire libre como parques públicos, que ha resultado muy gratificante tanto para el alumnado como para el profesorado. Otra el perfil más físico de las clases (más trabajo de condición física) que ha sido asumido positivamente por el alumnado que sentía la necesidad de ejercitar su cuerpo tras el fuerte parón de actividad que sufrían algunos alumnos. También el descubrimiento de nuevos juegos y deportes que cumplieran con las normas de seguridad, en mi caso un ejemplo claro y muy motivante para los alumnos ha sido el Pickleball. Un deporte de cancha dividida, fácil y novedoso. Por último, acabar con otro contenido que los alumnos han disfrutado como es la relajación y el yoga. Un contenido que nos permite cumplir con todas las normas de seguridad y que ayuda emocionalmente a los alumnos y alumnas a sobrellevar los duros meses de curso escolar. 

En la otra parte de la balanza están las ausencias completamente perjudiciales de contenidos y actividades que desde el área de educación física nos hemos visto obligados a descartar y que son un pilar fundamental de nuestra asignatura para contribuir a la formación integral de los alumnos.  Entre ellas la imposibilidad de trabajar codo con codo de forma cooperativa, la ausencia de ayudas físicas para ejercicios, la falta de contacto en las actividades, la dificultad de realizar muchos juegos por falta de preservar la distancia social y la limitación a la hora de compartir materiales y trabajar contenidos en equipo.  No me quiero olvidar en este apartado de la triste ausencia de las actividades extraescolares a las que hemos tenido que renunciar, rutas de senderismo, bicicleta, viajes de esquí, actividades multiaventura, etc. 

Ante todos estos cambios y dificultades hay que resaltar que el alumnado ha mantenido una gran colaboración y comprensión durante las clases de educación física; que el profesorado ha mostrado una capacidad de esfuerzo y superación inmensa para conseguir que nuestra materia siga siendo única y que solamente juntos podremos superar cualquier obstáculo. Quiero finalizar con mi ovación al conjunto de profesores, profesoras, maestros y maestras de Educación Física que en Palencia se pusieron a trabajar juntos y a compartir ideas para luchar con una pandemia que amenazaba nuestra asignatura. Gracias por hacer cada día más bonita y grande nuestra profesión. (Mercedes Ortega García).

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